domingo, 6 de abril de 2014

Caballero sin corcel. Parte 2




Los días pasaban, rápidos como el viento. En cada instante compartían, un poquito de su aliento.
La necesidad de compañía era abrumadora, cada uno se guiaba por el sonido de las hojas.

Entre historias y experiencias la tristeza regresó, pero está vez atrapó al caballero que no supo decir adiós. La damisela confundida, no supo reaccionar, esperó y le dio espacio, soñando su regresar.

En la mente de la dama sólo una idea creció. El arrancar una sonrisa por cada mirada de dolor. No pareció muy complicado, hasta que empezó... Y vio que tras la dulzura una armadura creció.

Era de hierro y hielo. Brillante como el sol. Pero al intentar tocarla, su pequeña mano quemó. El pobre caballero, asustado preguntó: ¿Está bien mi damisela? Y ella asintió.

Decidieron separarse, unos días, con temor. Pues el caballero no aceptaba a su dama darle dolor. Ella acepto sin contemplaciones, pero no sin añorar, esas risas que hoy no existen, las volverá a buscar.

Pasaron un par de días y el camino los volvió a juntar, era tan fácil estar juntos que no quisieron mirar atrás...

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