jueves, 5 de julio de 2012

Quiéreme en mi locura.



Mirarte y saber qué te sucede, es sin lugar a dudas, muestra de una complicidad desconocida, intrigante, misteriosa y placentera. Pensar qué he llegado a conocerte antes y sin saber porqué estás hoy aquí, entrando en mi vida, dejando las puertas de par en par.
Me siento a tres metros sobre el cielo. Vuelo, floto y caigo en picado a una mullidita, cómoda y sensible colcha de sentimientos que afloran de lo más profundo de mi ser, sentimientos que creía haber perdido con el tiempo.
Nerviosismo qué no me deja dormir todo lo tranquila que quisiera. Ilusiones que me invaden cada segundo que intento dejar mi mente en blanco.
Te apoderas de cada segundo de relajación que alcanzo, para recordarme qué estás ahí, esperando por mi y sin duda yo por ti.
La paciencia, es algo qué, puedo asegurar, jamás fue mi punto fuerte. Y pensar qué no hay fecha para el "re-encuentro" me hace querer adelantar cada reloj para llegar a ese momento lo antes posible.
Cada palabra, min, sg, hora que me dedicas es un pedazo de cielo que saboreo como si fuera la última vez que pudiera tener semejante manjar deleitando mi paladar.
El miedo no tiene cabida en está fiesta, que hoy tú y yo, estamos disfrutando. Como dice sonora de llegar tú no me estabas buscando ni yo te estaba esperando... Pero añado qué siempre sentí que algo me faltaba... Podrías ser tú. Deseo que seas tú esa parte de mi que me complemente.

Quiéreme en mi locura, pues mi camisa de fuerza eres tú, y eso me calma y eso me alivia.

martes, 3 de julio de 2012

Solo tú.


Despertarme cada día y verte... Sin duda es algo que me llena de energía. Pensar en nuestro piso, en como lo pintaremos, en como decoraremos cada rincón... Todo, absolutamente todo es algo qué sin duda ambas necesitamos.

A tu lado crezco a pasos agigantados. Cada día un nuevo reto, una nueva meta, un nuevo logro... Y me encanta. Compartir contigo hasta los momentos más íntimos, haciendo que cada vez seamos más siamesas, más inseparables, más cómplices de todo.

Escribo todo esto desde tu ordenador. Jamás imaginé qué esto sucediera a esta velocidad de vértigo, algo tan largo tiempo pensado y qué hoy es real, somos tú y yo, solo tú y yo, y nada podrá cambiar está realidad.

La brisa que se cuela despacito por la ventana me recuerda qué estoy lejos de mi pesadilla... Me has ayudado a despertar y no sabes lo liberada y feliz qué estoy con todo esto.

Decirte gracias se vuelve algo qué no abarca ni una décima parte de cuanto te debo. Siempre me levantas aunque tú hayas caído, me arrancas sonrisas, qué coño! Hasta estoy más guapa.
Tanta felicidad solo te la puedo deber a ti y prometo que cada acto, detalle, caricia, beso, mirada, te los devolveré con el doble de intereses para que podamos compartir lo que mi corazón guarda.

No quiero que el tiempo acelere, como hace siempre, quiero gozar cada segundo a tu lado como si fueran 10 años.

Te quiero mucho pequeña, mil y una gracias por todo lo qué estás haciendo por mi. Crees qué no es nada o qué es poco, pero es mucho, me has devuelto la vida.

Jugando con la vida.


Hace tiempo que deje de pensar a qué grilletes aferrarme. Eso sin duda ha hecho que hoy sea la mujer qué soy, con dos únicos lemas: Caer está permitido, levantarse es obligatorio y No llueve eternamente.

Hace tanto me hice mil promesas, qué hoy, si lo pienso, veo como las rompí despacito entre las cuatro paredes de mi cuarto, pero supongo que así debía ser todo... Puesto qué cada error me ha llevado a donde quiero estar hoy. Aquí, sonriendo, haciéndole trampas a la vida y con energías para encarar la vida como única meta en está fiesta. 


La muerte, segura de su victoria, nos deja una vida por delante, dándonos una ventaja qué pocos saben aprovechar, dejando que cada amanecer sea más mediocre si cabe que el anterior, haciendo de su existencia una penitencia. Yo no quiero, me niego. Una sonrisa en mi cara no es señal de falta de problemas, aprendí que llorar es demasiado fácil. 


Hoy encaro de nuevo a la vida que solo sabe ponerme trabas. No importa. Tengo las fuerzas suficientes para plantarme y decir: Aquí estoy yo y solo me iré cuando yo lo decida.


No importa cuantas tormentas caigan sobre mi, siempre acaba saliendo el sol para ayudarme a secar mi alma...