1er Domingo de Mayo. Día de la madre.

En 1950 abrió los ojos al mundo una mujer que se convirtió en mi madre. No es la más perfecta, pero roza a la perfección lo que considero "perfecto". Su infancia siempre me la ha contado ha sido rebelde, de alguien lo he heredado. Pero con lo que me quedo es con todos esos años que me ha regalado. Sobre todo desde 1995, cuando la vida nos azotó con el más cruel de los látigos, dejando en nuestras vidas un gran vacío. Pero ella lo lleno de ternura y mimos. No puedo llamarte Mama, es una palabra demasiado seria. No simboliza ni una cuarta parte de la ternura que demuestras. Por eso te digo Mami. Porque es todo lo dulce que te mereces.

Siempre discutimos mucho, tenemos mucho carácter y somos muy cabezotas, dignas de las mujeres del norte, pero aún así siempre estás a mi lado, en cada una de mis locuras. No puedo imaginarme mi vida sin ti... Aunque a veces, las dos, por partes iguales, preferiríamos ni vernos. Amor odio... El amor más sincero.

Aún recuerdo con unos cuatro años, en Buitrago, que os hice una promesa a Papá y a ti... Os dije que cuando os faltarán los dientes yo os daría la sopa con pajita, es posible que en ese momento yo no tuviera mis paletas. Esa promesa pienso cumplirla.

Has marcado siempre mi vida con respeto y amor. Algo que en muchas ocasiones no he sabido valorar. Pero no por ello lo menosprecio. Eres la madre que todo hijo querría tener. Y lo digo de corazón, mis amigos me avalan.

No has dejado que los años ni la época vivida te marquen, has sido un fénix, has renacido para convertirte en la mujer que eres ahora.

La vida no nos lo pone fácil, pero no dejas de luchar... Gracias por enseñarme todo eso. Por aguantarme...

VIVA LA MADRE QUE ME PARIO.

Te quiero M. Mercedes González Vila.