sábado, 17 de mayo de 2014

Sin pensar.




Siempre teniendo que dar explicaciones, pero eso ha de acabar. 
Ya no soporto tanto protocolo, no me dejaré arrastrar. 
La locura de la vida, desenfreno sin igual, quiero sentir la adrenalina, quiero dejar de pensar.

El aire acorta mi respiración y solapa cada suspiro. 
Ya no existe el tiempo ni la distancia, todo cambia cuando estoy contigo. 

Reniego del pasado y del futuro si es preciso, sólo quiero fabricar senderos a mi antojo y egoísmo. 
Nada importa si te pienso, ni la Luna te hace sombra. 
Las estrellas me iluminan hacía la luz de tu tormenta.

Buscadora de tesoros, convertidos en personas, hallo el más hermoso y me siento celosa. 
¿Cómo hacer para que no sepan de ti? 
¿Cómo lograr que nadie más vea tu naturaleza? 
¿Cómo escapar de esta adicción que tus ojos me crean?

Nada tiene sentido, nada de lo antes aprendido. Nada sirve desde que existes.
Nada quiero que no seas tú. 
Como un huracán has llenado mis días, sin condiciones, sin despedidas.

Como el aire fresco o la brisa del mar, bañas mi piel en cada despertar. 
Yo no sé si es correcto ni siquiera que pasará. 
El tiempo se detiene, no encuentra un final.

Los relojes caprichosos se han unido al festín. Y entre abrazos y besos decidieron no partir.
Eres la simplitud de lo complicado. La alegría de la tristeza.
Eres las lágrimas de felicidad que murieron eclipsadas hace siglos.

Eres inmortal a mis ojos, perfecto para mi corazón, eres la complicidad en persona.
Eres la fuerza motriz. 
Eres mi motor. Eres mi todo. Eres mi sino. Eres mi corazón.




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