lunes, 8 de diciembre de 2014

Al encuentro del mejor Amor.




La mejor parte de cada mañana es ver aparecer tu sonrisa entre las sábanas. 
Poder mirar a esos ojos y parar el tiempo. Descubrir que seguimos vivos.
El tiempo pasa, lentamente, pero la intensidad hace que cada minuto parezca una eternidad.
Una eternidad que permite seguir conociéndote. 

Poder sentir tu piel, tu nariz pegada a la mía. No puedo expresar, pues no sé cómo, la inmensidad que siento a tu lado. Pero no sólo en las mañanas mi sonrisa renace. 
Lo hace con cada acto en el que participamos. Con esa complicidad que demostramos. 

Encontrarte en el camino de la Lucha. Aceptarte y aceptarme. Complementos desiguales, pero siempre equivalentes.
El erizar de mi piel cuando tu boca escupe palabras de indignación. Orgullo de tenerte a mi lado. 
Orgullosa de saberme tu compañera. 

La convivencia fluye. Que fácil lo pones, sin condiciones. Aveces me enfado, pero no puede durar demasiado, el tiempo justo que tardas en arrebatarme una sonrisa.
Eres especial, diferente. Y me haces sentir una persona diferente, o quizás, la persona que siempre fui, pero que vivía escondida en mis adentros.

Eres la brisa fresca que necesitaba. Eres alegría y eres revolución. La chispa que mi mente necesitaba
y anhelaba mi corazón. 

Sólo puedo dar gracias a la vida. Que sin saber como ni porque te pusieron en mi camino. 
Sólo puedo sentir alivio al darme cuenta que mi descaro sirvió para más que sentir mi cara llena de calor.

Jamás había experimentado algo parecido. Nunca fue tan fácil querer y vivir. 
Nunca fue tan bonito enamorarse. Nunca fue tan sencillo amanecer.

Amar en tiempos revueltos, resistir en la actualidad, saber que pase lo que pase, no me dejarás atrás. 
Levantarte si tú caes, ayudarte si te cansas. 
Seguir luchando juntos siendo compañeros y amantes. 

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