martes, 28 de mayo de 2013

Soledades



Me han contado, que la soledad forma parte de nosotros, que la necesitamos por naturaleza y que siempre es una buena consejera, pero a mi me parece la más cruel de las emociones. Te sientas en un rincón a intentar estar en paz contigo mismo y solo consigues que miles de pensamientos te atormenten, te aceleren el corazón y en consecuencia la respiración se vuelva más rápida. Entras en un estado de semi ansiedad y tratas de dejar la mente en blanco. Piensas para ti mismo, no debo pensar en nada y zas! Ya has dejado de tener nada en la mente para autocriticarte por no saber aguantar.

Es algo que va más allá de nosotros, no se puede controlar, quizás por eso se llamen emociones. A cada ser le afectan de una manera. Conozco gente que es feliz en silencio, viendo pasar la vida lentamente frente a sus ojos, aguardan con paciencia algo que es posible que nunca suceda, pero ahí están, seguros de si mismos con un temple envidiable. Yo sin embargo... Bueno... Yo soy un caso aparte. Las emociones me controlan, una simple palabra mal interpretada puede hacer que me sienta mal durante días. Que estúpida soy. Yo sola me atormento, me elevo, me animo, pero quererme? Eso es otro cantar. Supongo que aquellas personas que son capaces de soportar tanta soledad es porque lo son también de aguantarse. Se conocen bien... Y yo pienso... Y llego a la conclusión de que soy una desconocida.

No puedo asegurar reacciones, no sé dónde tengo los límites, probablemente ni los tenga. Y eso me asusta, no saber hasta donde soy capaz de llegar vuelve a llenarme la cabeza de pseudo situaciones, que nunca he vivido, pero intento simularlas para intentar conocerme mejor. De nuevo, las emociones, aparecen y no me dejan tranquila. Con lo que adoro la tranquilidad y lo complicado que me resulta soportarla cuando la hallo.

A veces recuerdo momentos en los que me pasaba horas sentada admirando el horizonte, quizás necesite de nuevo eso, algo donde fijar mi vista y crear tal burbuja alrededor de mi que ni los pensamientos más profundos puedan atravesarla. Llego a la conclusión de que necesito conocerme mejor, pero... De que manera? Es algo que tendré que averiguar.

Observo a mis gatas, siento cierta envidia, son capaces de permanecer en un lugar sin que nada alrededor las afecte, tranquilas, con un sosiego digno de los felinos, pero sin perder de vista lo que hay alrededor. También miro a mis perros, aguardan pacientemente mis caricias, los paseos, todo, y parece no importarles en absoluto una demora, pero yo, ja! Yo soy la señora impaciencia, tengo tanto que aprender de ellos. Son el claro ejemplo del dicho : Benditos aquellos que nada esperan, pues jamás serán decepcionados, mas me considero incapaz de tanto.

Mi mayor problema es que soy demasiado visceral. Espero mucho de las personas porque en el fondo tengo fe en ellas, una fe ciega que me ha llevado a sufrir muchas decepciones, pero no me apeo del burro y sigo creyendo en la bondad innata de la gente. Es más! Creer en ella es lo que me ha llevado a 6 años de luto emocional, pero aún así... Creo que no me arrepiento de nada. Con todo lo acontecido desde que tengo 5 años he aprendido valiosas lecciones que con certeza, jamás se me van a olvidar. Y creo que eso a fin de cuentas es lo que importa. Hubiera preferido otros medios, otras formas, pero nadie elige su forma de aprendizaje de la vida, simplemente llega.

Por eso creo que es momento de aprender de la soledad... Con suerte eso me llevará a controlar mis emociones y podré vivir más tranquila, disfrutando los detalles y los pequeños momentos, sin intentar mantener todo bajo control...

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