martes, 15 de mayo de 2012

Si yo...



Si yo fuera una princesa, no tendría que preocuparme nunca más por esperar qué alguien me ame, simplemente formaría parte de mi destino ser amada por encima de cualquier cosa.
Si fuera una princesa, seguramente viviría un mundo de fantasías, rodeada de mis amigos fieles y nunca me vería caminando sola bajo la lluvia, qué digo, jamás llovería.
Si tan solo fuera la princesa de alguien, no me importaría que cada día el cielo rompiera sobre mi y me calase con sus lágrimas llamadas gotas de agua, pues tendría la seguridad de llegar a mi castillo y tener a un hermoso príncipe esperándome para ayudarme a secar mi ropa.
Por desgracia esto no es Erase una vez. Es la vida real. Aquí no existen los palacios donde resguardarte de tus enemigos, ni un príncipe que arriesgará su vida por ti, sobrevivirá, se casará contigo y te amará por el fin de los días.
Ni siquiera estoy segura que exista un compañero ideal para cada persona. Parece qué cuanto más te muestras, más abres tu corazón y tu alma a quienes amas, más facilidades encuentran para hacerte daño, de la forma más inconsciente jamás pensada, pero es daño a fin y al cabo.
Pensar que no te tienen la suficiente confianza como para contarte algo, dejarte fuera de los problemas con la excusa de protegerte, o el echo de sonreír sin sentirlo, puede doler mucho más que un engaño. Qué digo... Es un engaño encubierto.
Un poeta urbano dijo una vez ; El tiempo escapa, vivimos pensando en mañana. Y no puedo más que darle la razón.
Es una frase sencilla pero que abarca toda la complejidad del ser humano y de su vida.
Pienso qué mañana todo será diferente. Ya no tendré esa sensación en el estómago que me grita con fiereza qué todo va a terminar.
Me imagino qué tan solo has tenido unos días malos, como los tiene cualquier mortal, y qué vuelves a decirme cosas dulces al oído.
Camuflo mi pena tras una sonrisa, con la intención que haga de rayo de sol e ilumine tu día.
Intentó que mi mirada no se torne triste y caiga en la añoranza.. Miro cada rincón de mi habitación y tu aroma está más presente que nunca. Pareciera qué estás aquí, a mi lado, observándome como escribo estos párrafos y diciéndome, tranquila, todo está bien. Abrazándome y dejando que pose mi cabeza sobre tu pecho mientras me acaricias el pelo.
No puedo más que sentir qué te alejas de mi y eso me mata por segundos. Ojala pudiera entrar en tu cabezita y saber que piensas y sientes, poder ayudarte y amenizar tus días con todas aquellas actividades qué realmente deseas hacer.
Me encantaría poder adivinar en tu mirada como te sientes en cada instante, saber que formo parte de ti, tanto como tú de mi.
Sentir que somos uno, y qué pase lo que pase, nada podrá cambiar eso.

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