jueves, 5 de febrero de 2015

Matrimonio.




La palabra tabú. Aquella que es mejor no nombrar, la que asusta, agobia y atosiga desde el momento que es pronunciada. Nunca me había planteado el significado plano de la mismo. Veamos:

El matrimonio (del latín: matrimonīum)1 es una institución social que crea un vínculo conyugal entre sus miembros. Este lazo es reconocido socialmente, ya sea por medio de disposiciones jurídicas o por la vía de los usos y costumbres. El matrimonio establece entre los cónyuges —y en muchos casos también entre las familias de origen de éstos— una serie de obligaciones y derechos que también son fijados por el derecho, que varían, dependiendo de cada sociedad. De igual manera, la unión matrimonial permite legitimar la filiación de los hijos procreados o adoptados de sus miembros, según las reglas del sistema de parentesco vigente.
El matrimonio más allá de ser un vínculo conyugal, es la institución social que constituye la familia, y por ende, encontrando relación directa con las tasas de natalidad de las sociedades en donde se consoliden.2   (Fuente Wikipedia)

Dicho esto me gustaría expresar lo que para mi es un matrimonio... Considero el matrimonio como el mayor acto de amor hacía otra persona, pero no por lo que nos dicen o nos tienen acostumbrados, para mi dar ése paso es tener la certeza de que es "La Persona". No cualquier persona, sino LA PERSONA, aquella que realmente sientes que te ha atrapado hasta el fondo de lo inimaginable. 
Es dejar de mirar al suelo por miedo a tropezar, pues sabes con certeza, que LA PERSONA que camina a tu lado te guiará con amor, prudencia y sobre todo con respeto. 
Es entregar por completo tu alma, sabiendo que es algo efímero, que no tiene precio, que es irreemplazable. 
Es saber que la confianza no se verá eclipsada por pequeños errores. Que el perdón es la mejor de las opciones cuando alguna de las dos partes pierde los estribos.
Es reconocer que sin ésa PERSONA nuestro mundo está incompleto. Que nuestras noches son más largas y nuestros días menos intensos. 
Es compartir todo y caminar al lado. Dejando a la vez la libertad individual de cometer nuestros propios errores. 
Es sentir que nada podría ser igual. Que el mundo tiene un color diferente. Que las flores desprenden un olor sin igual. 
Es cuidar la relación como si de una planta se tratase. Regándola cada día para no dejar que marchite. 
Es buscar mil y una formas de volver a enamorar a LA PERSONA. 
Es dejando la libertad de que pueda "comparar" y decidir permanecer a nuestro lado. 
Es la complicidad de una mirada. La seguridad de una mirada. El calor de una sonrisa. El cosquilleo de una caricia. 

Para mi el matrimonio no es un papel. Ni una ceremonia más o menos cara. Ni un vestido y unos zapatos nuevos. Es entregarte por completo a la persona que has elegido.
Sin importar el tiempo que lleve a tu lado, sin pensar en lo que pudiera llegar mañana...

No hay comentarios:

Publicar un comentario